Las instituciones de enseñanza moderna han hecho lo que las fábricas de montaje a los talleres. De alguna forma esta industria de alfabetización mata el pluralismo, no incentiva el uso de la imaginación, no enseña lo necesario para la vida. Se replica, se copia, en el sentido que los maestros y educadores crean maestros y educadores. Seguro que los que hemos pasado del orden de un cuarto de siglo en aulas nos sentimos preparados para enseñar, más que para ninguna otra cosa.
Así se crea una tabla de valores donde lo cartesiano(matemáticas, física, química) es lo más importante, luego el lenguaje, después las sociales y naturales, por último las música y las artes gráficas. Olvidando potenciar el resto del cuerpo y mente a favor de un minúsculo lóbulo cerebral endiosado por esta sociedad educativa.
La educación de hoy pretende preparar a niños para un futuro de 25 años vista, cuando no tenemos idea de cómo será ese futuro, qué tipos de profesionales serán demandados por el mercado y qué tipo de habilidades específicas serán las más necesarias. Una educación que fuera franca con su ignorancia debería ser más humilde y poner en el mismo orden de importancia la inteligencia pragmática, creatividad, la espiritualidad y la educación física, preparando a las personas que tienen a su cargo para vivir y hacer divulgación de los diferentes aspectos de una vida completa.
No nos dieron herramientas sencillas y útiles para la vida. Cómo sentarse correctamente, cómo andar, cómo correr... no sé la cantidad de tiempo que pasamos al día sentados y cuantas personas conocemos que lo hagan correctamente. Eso hubiera sido unas horas de enseñanza bien amortizadas y no hacer raíces cuadradas a mano, no recuerdo la última vez que me hiciera falta hacer una.
Esta educación,y por ende la sociedad que crea su sombra, penaliza el error. Inculcando pánico al equivocarse por las consecuencias de suspensos y burlas del resto. Haciendo que nos limitemos a imitar lo ya establecido a ensayar las soluciones ya probadas. Matando la creatividad. Si no estás dispuesto a equivocarte no harás nunca nada original.
El fracaso de esta educación es evidente, con la inflación de la titulación universitaria, ahora para ser alguien hay que tener además del título un par de másters y un doctorado. Hay más titulados de los que nunca hubo en la historia. Y más depresivos y estresados que nunca. La educación no tiene la culpa de todo, evidentemente, pero está contribuyendo de una forma clara a la destrucción de la creatividad, tirando por la borda tantísimo potencial humano.
Todos nacemos artistas, sin miedo, y con una capacidad de aprendizaje enorme.. deberíamos conservar lo bueno de este inmejorable inicio, la creatividad, la flexibilidad, las ganas de diversión y de aprender.
Es momento para reflexionar seriamente sobre cómo educamos en instituciones y familia, así como estamos dándole vueltas al tema de lo sostenible en la explotación de recursos naturales, no nos podemos permitir quemar tantos recursos, tampoco deberíamos permitirnos tirar a la basura tanta inteligencia creativa.
Dibujo: Ál