Des-pedidas


En su partida un tren debería ser estricto con los tiempos, un adiós apresurado, un abrazo que en llegando la emoción ha de deshacerse para que el que parte tome el tren que amenaza con su inminente salida. 

Localizar la ventanilla para tirar un beso volado y un ademán de adiós con la mano justo en el momento que inicia el movimiento con tanta inercia que los lazos lanzados de unos ojos a los otros se rompen a veces en llantos. 

Toda esa escenografía queda ridícula si el tren de repente toma el papel protagónico y no parte en la hora prevista y demora hasta el agotamiento de gestos y frases sentidas de dos que se miran ya sin nada que decir, con una tristeza que se congela y roza lo patético y donde fue la negación del adiós aparece la necesidad del desenlace. La pena pura y digna se mancilla en ese deseo de no seguir en un papel que ya no tiene guión, dejando un regusto amargo de ojos vacíos y bocas calladas.



El viaje

Te llevo como los achaques crónicos, que un pasarse con la comida o un cambio de tiempo hace reaparecer … A veces leve como casi un acompañamiento agradable que recuerda lo ya vivido…otras apareces punzante, doloroso, por ya no vivirte, por haber seguido otros caminos que se me antojan no elegidos del todo. Hoy el día frío me devolvió ese invierno en Roma y hasta los huesos te añoran.


Micro relato…de un devenir y un viaje a Florencia-Roma…mi primer viaje a Italia.

Cenicienta


La verdadera historia
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