SobreVIVIR


Os contaría sobre vivir y lo que se entiende por vivir en este retorno al correr frenético por salvar ya no el pellejo, sino un estatus. Ya no es el león, ni son los lobos los que amenazan con descargar una dentellada sobre uno o los de uno. No hay una amenaza real para tener la adrenalina por las nubes.
Tampoco hay un afán recolector de alimentos justificado por una futura hambruna, pero el tic está vivo en el consumismo compulsivo.
Os contaría sobre vivir, pero mejor nos damos un tranquilo paseo bajo el sol de primavera y me cuentas...

Capoeira


En una plaza improvisada en la playa, el corro humano observa las progresiones de danzarines acróbatas con aires de gresca. Elásticos describen círculos ora con sus brazos, ora con sus piernas. En la orquesta una frase contestada a coro rompe el imperio rítmico del berimbau y los pandeiros. Mis pies en la arena con imperceptible movimiento quiere emular los saltos, mis manos se dejan llevar por la percusión. Pronto me dejaré hipnotizar, pero antes saco la cámara, que prefirió suicidarse llenando su corazón de arena brasileira, para inmortalizar este instante.

A mi primera Pentax Optio, caída en el cumplimiento de su deber.

Olas y adioses


Olas de arena,
holas sin espuma
Cielo sin dudas,
sombras de nubes.
En mi desierto
humedales con palmeras.
A ver qué opina de esto el psicólogo :-)
Foto; Jericoacoara (Brasil)

Abuela



Joaquina se desligaba de la vida de alrededor, que ya sólo era una molestia que le distraía de su ensimismamiento. Cosas de otro tiempo cuando el esfuerzo lo ponía en llegar y el automatismo de la juventud hacía el resto. Ahora cualquier acción en si requería de su concentración.
Poco a poco fue atrincherándose, primero fue no salir casi de casa, ya no recordaba, hablando en tiempos recientes, cuanto hacía que no se aventuraba más allá de unas manzanas. Su dominio terminaba en zaguán de la puerta y en patio alto que dominaba la iglesia de Santa Catalina y la fuente del corcho, donde de moza con búcaro en la cadera iba por agua.
Cuando desde la ventana miraba pasar a zagales que recordaban versiones más jóvenes de sus propios vecinos, atendía la salmodia de referencias de su hija mayor, que aún viviendo pared con pared le hacía contadas visitas.
Su paz de clausura tenía sus rituales de congregación que no precisa Superiora. A Prima en palangana de zinc se aseaba y peinaba su largo y efímero pelo cano que rehacía en roete perpetuo. Vestía su vestido negro y mandil gris, regaba todas las plantitas que colonizaban cacharros de cocina desechados, latas de aceite "la española", macetas hechas con trozos de corcho encorsetado por alambre, incluso cáscaras de huevo daban cobijo a esparragueras primorosamente expuestos en palmatorias de pared. En Tercia sacaba las copas al patio y con picón nuevo y cenizas rehacía el calor en las dos estancias importantes de la casa, la salita y la cocina, donde no faltaba enagua de camilla cubriendo las mesas redondas. Como si no tuviera ningún achaque atacaba el colchón de lana tirando para ella una y otra vez, enérgica, hasta borrar el hueco que el peso de su cuerpo hizo en él . A la hora del almuerzo, no faltaba la guindilla al lado del cubierto, sonreía y lloraba a la vez al acertarle un mordisco ya muy desdentado.

Joaquina nos dejó cuando empezamos a saber de ella, cuando nuestra diferencia de edad nos permitió ver a esa señora que antes fue niña. Cuando sus nietos dejamos de ser indescifrables objetos de besos a ser un puente a la vida "moderna". Anhelos de estudios y tocar el acordeón, nada apropiado según su padre para una señorita de buena familia, risas descontroladas al preguntarnos en dónde estaba el interés de las escenas pornográficas que entraban a casa por la otra ventana catódica donde se asomaba...
Ella como monje zen en su monasterio, serena, saludable y arrugada dejó que la vida se le escurriera en una noche. Nos sorprendió a todos, como cuando un referente desaparece.
El pueblo sin ella ya no es "El pueblo".
A Joaquina Marín
Dibujo. Ál

PlantaDOS

En un patio de Lisboa topé con este insólito reformatorio donde plantas eran enjauladas.

"Não sou doido. Loucos são eles que encarceram passarinhos"

Quizás tenga razón, igual
las macetas aprendan a cantar y volar. Entonces los locos seremos nosotros, sin duda.

aSOMBRAdo


Ni sombra de lo que fui

Sin vistas


Trabajo a pocos pasos de esta estampa bucólica, la pena es que esos cuantos pasos son bajo tierra.
Sería diferente si alrededor todo fuera hormigón y ruido de ciudad.

Al entrar tomo una bocanada con todos los sentidos, y aguanto la respiración toda la jornada.

Las estaciones me las cuentan las flores silvestres, si me topo con una perdiz con toda su parentela, si aún es de día cuando salgo o es de noche como un salir del cine de sobremesa, con la sorpresa cotidiana de que el sol ya se marchó, mañana también madruga.

digan lo que digan los demás, ya es primavera, me lo ríen los huesos.

Clarito y con mala letra


Del "estamos desolados" francés,
a pedir perdón en inglés,
al más puro español sin tapujos.
Sólo una "N" de más y toda la educación de menos.

(cartel del respaldo de un Taxi, París)

En pie de guerra


Nunca vi batallón más dispuesto y disciplinado, en la batalla derramaron hasta su última gota
.

A 30.000 pies

Por unas horas no soy yo quien decide que va a pasar con mi vida, y descanso de esa responsabilidad.

Se ven las cosas muy diferentes al tomar un poco de altura.
A medida que se empequeñecen y empiezan a no tener importancia las cosas que se abandonaron ahí abajo, se tornan grandes enormes tus pensamientos, sobretodo esos tan sutiles que el ruido del tráfico y las prisas terminan por acallar. Es como un reencuentro sorprendente en el ascensor con ese vecino, que sin saber porqué, te cae bien y hacía años que no coincidíais.

Sonrío al ver un espectáculo tan impresionante enmarcado en un cuadro tan chiquito y humilde.
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