Mal empezamos



Si la única forma de entablar una conversación es la de empezar metiéndote un dedo en el ojo... mal empezamos.
Nos equivocamos al reclamar atención de alguien por el camino del hacer daño.
Una conversación con ánimos de llegar a acuerdos no puede empezar con tu dedo en el ojo del contertuliano, lo normal es que con ese gesto termine toda conversación, empezando otra cosa que no merece ni un segundo del tiempo de una persona sensata.

Foto: portero automático / buzón (Venecia)


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