Casas anfibias

Un niño no habría ideado una ciudad mejor para sus juegos, mas que imaginarla tal cual es ahora o tal como llegó a ser, su configuración se debe más a un azaroso crecimiento desde que algún temeroso se construyó su choza en medio de la laguna sacrificando comodidades por seguridad.
Este primer veneciano no sabe la que ha armado, una ciudad laberíntica, sin coches, ni árboles, salvo alguna singular excepción. Donde la orientación sola no basta, la dirección era adecuada, pero una calle terca que termina en un muro o en un canal hace desandar tus pasos. Y entramos en el juego con guasa y se te quedan las ganas de hacer una de jugar a poli y ladro o a guerra de barquitos... 24 horas no da para más.
Monumental, decrépita, operada, añeja, maquillada, pestilente y brillante.. me quedo con el arrullo grave sonoro de la masa gris de palomas en la plaza de San Marcos, como el sonido del corazón vivo de una ciudad que a pesar de sus achaques aún late.
Foto; desde el avión

2 comentarios:

Anónimo dijo...

chico , no entiendo mucho del post este ;-)

Ál dijo...

jajajaja ¿y eso es bueno?
iré camino de ser un incomprendido, un maldito ;-)
Un beso

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