Comida de mecánicos


La importancia de los ritos. Algo tan anodino como la finalización de los estudios no hubiera sido igual sin la ya tradicional imposición del casco de obra. Comida sin boato ni etiqueta, la gala es entre amigos y compañeros de profesión, sin nadie a quién impresionar, como entre bastidores. Una tasca donde se coma bien y se beba mejor es sala de ceremonias más que suficiente.
Grafiteo sobre el casco dejando con el indeleble chanzas y deseos.
Un jarrillo de lata helado de cerveza tras otro. Y entre col y col, media de tomates aliñados, una de presa iberica para compartir, que sean dos de queso...
Puesta al día de trabajos, proyectos personales. Y como no, al que falta le pitan los oídos, un aliciente más para no dejar de asistir.
Como variante de la comunión el cáliz toma forma del casco despojado del arnés y todos bebemos de él. Ron con cola, hasta ahí podría llegar nuestra blasfemia.

Gracias a todos por estar ahí

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No me invitaste...

Ál dijo...

Querido anónimo perdone el despiste en el envío de invitaciones :-)

Anónimo dijo...

Probablemente no fue un despiste:-(

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