Solía ir a ese local, era su coto de caza particular. Sabía que como siempre se llevaría para su piso de soltera el que le gustara más.
Esta vez no lo dudó se dirigió directamente a por él, lo conocía por referencia. Una amiga le habló de él, mientras le duró le dio noches de placer… “es fantástico” le dijo, “lo único malo es que sabes que termina”.
El primer contacto solía ser definitivo, casi sin excepción surgía el flechazo y la promesa de una nueva historia, ¿cómo sería esta vez?
No estaba mal, parecía de buena pasta y no era ni grueso ni escuálido. Era un ritual, no por conocido exento de emoción. Deslizar los dedos por él, incluso acercar la nariz buscando ese perfume a nuevo.
Sonrió al salir con él del brazo. Pensando lo que su madre le decía, “¡Un hombre y no tanto libro, por Dios!”.
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4 comentarios:
¡¡Me encantó!! Voy a votarte ahora mismo, ole.
Besitos
plas, plas, plas!!!
Un abrazo, moreno!
muchas gracias por esos halagos, viniendo de dos artistas de la palabra, casi me sonrojo :-))
Me encantó, a mi madre de chica cuando se metia en el baño y leía, le apagaban la luz, no la entendían.
Muak!!
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