
Qué bueno reencontrarse reconociéndonos en un marco nuevo.
Y jartos de andar y pedalear por las venas de esta ciudad, donde haces tu nido, descansar piernas que devuelven un cosquilleo entre agradecido y amenazante de una futura agujeta, refrescar la boca seca de hablar y jadear al ritmo de pedal, y asentar estómago despistado por tanto madrugón de almuerzos a la hora del café y cenas a la de la merienda en un bar.
Pd: muy rico lo del queso viejo con mostaza :-)
un besito hermadre